viernes, 30 de julio de 2010


Muchas veces tenemos miedo... miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no, cuando queremos decir que sí. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todos cuando deberíamos cerrar la boca. ¿Por qué? Si sólo vivimos una vez, no hay tiempo para tener miedo. Entonces basta. Atrévete, olvídate de que te están mirando. Intenta la jugada imposible, corre el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más. Nadie te ata. Nadie te obliga. Muchas veces, esperamos que las cosas sucedan, y nos olvidamos de lo más importante: creer en nosotros mismos... nos conformamos en vez de arriesgarnos. Nada está escrito. Nada está hecho. Ni siquiera lo imposible.Todo depende de decir "puedo" ante cada desafío. Cuando estamos decididos, tenemos más poder... Cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, los obstáculos son menores. Pide la pelota, exígete más; vive sin domingos. Corre cada día un poco más lejos. Salta cada día un poco más alto. Conviértete en tu propio ídolo. Súmate a dar vuelta el marcador. Cuando no esperes nada de los demás. Cuando sientas que cada tanto depende de vos, tu espíritu se fortalecerá. Y poco a poco, las voces se convertirán en ovación. Tus respiros se llenarán de logros y tu vida de sentido. Están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas. Los que siguen jugando cuando se les acaba el aire. Los que siguen luchando cuando todo parece perdido. Como si cada vez fuera la última. Convencidos de que la vida misma es un desafío, sufren pero no se quejan. Porque saben que el dolor pasa, el sudor se seca y el cansancio termina. Pero hay algo que nunca desaparecerá: la satisfacción de haberlo logrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario